jueves, 8 de mayo de 2014

TTour 2013: Tourist Trophy. Isla de Man (II)

 
Allí estaba, durmiendo en posición fetal, con las manos en la entrepierna. Intentando no moverme para no perder ni una pizca del calor que había conseguido reunir en el saco de dormir. Entonces un suave zumbido japonés me rescató de los brazos de Morfeo. Eran las cinco menos cuarto de la mañana y ya era de día. Varios motards ingleses ya se estaban encuerando y calentando sus erres para ir a rodar a La Montaña… ¡Putos quemaos! ¡Benditos quemaos! No pude hacer más que dejarme llevar por la llamada de la manada y comenzar a desperezarme. Ese sería el ritual de mis mañanas en Isla de Man. Despertarme, subirme en la Mille e irme a rodar por el Mountain Course. 


 
O al menos intentarlo, porque los primeros días me encontré el mítico tramo cerrado cada vez que iba, bien por algún accidente o bien por la climatología. Y recuerdas que estás ante algo muy serio. La primera vez que ruedas con tu moto por las carreteras del trazado de carreras entras en una especie de estado de shock… Al notar los infinitos baches en tus antebrazos, ver las humedades del firme y pasar, a velocidades legales, esas curvas que a alta velocidad deben ser un auténtico acto de fe, solo piensas en que esto es una cuestión de cojones. De muchos cojones. El paisaje y los pueblos por los que pasas son bonitos, pero… eso no te llama la atención. Es el ver algunos árboles y postes de tráfico forrados con algo de espuma, y pensar que las medias de velocidad son superiores a doscientos kilómetros por hora, lo que te hace sudar frío.
 
 
Al llegar a Ramsey, pasado Parliament Square, ya en May Hill, veo que el tramo de La Montaña está cerrado por accidente… Algunos motards están sentados en los bordillos, esperando impacientes a que abran para meterse en vena su ración de adrenalina mañanera. Diez minutos de espera hacen que me decida a volver a Douglas por la costa, por Maughold, Laxey y Baldrine. Preciosa carretera. Al llegar al camping, y mientras me ducho y me aseo un poco, no puedo parar de pensar en que además del inmenso respeto que ya tenía por todo piloto que participaba en un TT, ahora sentía la mayor de las admiraciones.
 
 
Entre comprar otro par de camisetas, visitar de nuevo Grandstand, en particular el equipo de Antonio y el de los escoceses que tenía en frente, con su increíble sidecar artesano (con unas soldaduras que ya eran ellas solitas una obra de arte), y comerme un fish&chips, se me fue medio día. Luego unas pintas en el Sam’s Bar para rematar la tarde. Eso sí, después de haber alucinado viendo multitud de posters y carteles de Joey Dunlop a tamaño natural por todas las librerías de Strand Street. Vaya gustazo ver esos escaparates. Por la noche me conecté con algunos amiguetes de las redes sociales mientras me ponía fino de Carling… y así, sin darme cuenta, me había pulido mi segundo día en Man.
 
 
El lunes veintisiete amaneció lluvioso y con mucho viento, lo normal por estas latitudes, vaya. Ya me lo había dicho Antonio el día anterior, cuando lucía el sol: "aprovecha, que este tiempo no es normal por aquí". Decidí darle un descansito a la Mille y dejarla tapada con su funda. Tras repasar las cuentas (importante cuando eres un motoflauta con poca pasta) y planificar un poco la ruta irlandesa, bajo el resguardo de la carpa del camping, me fui a Grandstand. Una vez allí, aprovechando que empezaba a coger confianza, me refugié un rato con los amigos del  Oh Carallo Racing Team, que estaban ultimando la SuperTwin para esa tarde. Y para entrar en calor, nada como un bocata de carne de ternera, al estilo guiri, en el bar del paddock. Acompañado de un par de pintas, of course.
 
 
Tras ver como Nadal ganaba su partido, me bajé al paseo marítimo de Douglas. De casualidad, me encontré con una galería de arte con una espectacular escultura en vidrio y metal: The Glass Rider. La foto no le hace justicia, era impresionante en vivo. La moto estaba hecha de placas de acero inoxidable soldadas y el piloto de trozos de vidrio, principalmente culos de botellas, sujetos por alambres trenzados con miles de nudos. De cerca se podía admirar el impecable trabajo en los detalles. El artista estaba allí y me contó que quería reflejar la fragilidad del motorista. Le había costado cuatro mil horas de trabajo y la moto se basaba en su Suzuki. Un tío realmente simpático, que me confesó que le gustaba mucho su GSXR pero que el sonido de los V-Twin le volvía loco... Para los más curiosos, el precio era de cuarenta y cinco mil libras.
 
 
Mientras me tomaba una pinta en el Sam’s Bar, dejó de llover, así que me volví dando un paseíto al paddock. Comenzaban las verificaciones y no me las quería perder. Es un ritual sencillo, pero para el aficionado es un auténtico gustazo ver pasar todas las máquinas que van a participar a un palmo de tus narices. Aquí no hay lonas que las tapen, esto es pasión por la competición en estado puro, nada más (y nada menos). Al no estar acostumbrado a verlos, alucinaba con los sidecares. Les desmontan el carenado y puedes verlos con detalle. Te das cuenta que cada copiloto tiene los asideros y los apoyos en distintos sitios, a su gusto. Es muy curioso. También me llamó la atención ver a más de una chica integrando estos equipos, ya fuera como copiloto o como mecánico. Olé por ellas, sí señor.

 
Creo que nunca he visto a tanta gente con tanta pasión y velocidad en los ojos. Desde los más abueletes hasta los más críos. Era como estar en una especie de feria del Joe Bar Team. Además, miras atrás y ves a Conor Cummins charlando con una pareja. Miras al fondo y ves a John McGuinness riéndose con Michael Dunlop. Miras a la izquierda y ves a James Hillier ajustándose el mono. Vuelves la cabeza y pasa frente a ti la valiente Maria Costello charlando con otro piloto. No me va demasiado el rollo fan, de hecho pude pero no me hice fotos con ningún piloto, excepto con Antonio Maeso, al que tengo especial cariño. Pero eso de estar allí, viendo a esos extraterrestres a los que has visto decenas de veces volar bajo en videos imposibles, paseando tan a gusto entre los aficionados, es algo muy, muy especial. Ese rollito se perdió hace lustros en el Continental Circus, ese mundial que nos venden algunos como la máxima expresión del motociclismo de competición... Ejem.


Los entrenamientos oficiales comenzaron, ya con todos los participantes. Primero estuve un rato en las gradas de Grandstand para ver algunas salidas, entre ellas la de Antonio con la KTM RC8. La mayoría salen como si el comisario les pellizcase el culo en vez de tocarles el hombro… ¡a jierro! Al estar en la zona alta de las gradas me percate de algo de lo que al pasar montado en la moto no me había dado cuenta. Lo había leído en algún sitio, pero realmente impresiona verlo con tus propios ojos: detrás del famoso panel de control de la recta está el cementerio de Douglas. Respeto. Uno traga saliva. Después de un rato me fui a Bray Hill, una de las zonas más espectaculares para el espectador. Es la gran bajada gas a fondo que hay tras pasar la meta, en la que en un cierto punto en el que cambia un pelín la rasante, ves como comprimen a tope las suspensiones y rozan las quillas, una auténtica salvajada.

 
No recuerdo muy bien en que momento de la tarde sacaron la bandera roja y se suspendieron los entrenamientos, pero ya llevábamos bastante tiempo. Imaginé que por lluvia en alguna zona del circuito. Pero por desgracia no fue así. Mientras iba hacia el camping escuché hablar a la gente algo sobre un accidente, pero no me enteré del todo bien. Fue al conectarme a internet cuando leí que el piloto Yoshinari Matsushita había fallecido en un accidente en Ballacrye. El respeto, el silencio y la tristeza se sintieron por toda la isla esa noche. No importa el lugar o las circunstancias, perder a un hermano motard es una gran putada. Y el Tourist Trophy es una prueba tan mítica y gloriosa, como cruel a veces. Los riders son de otro planeta por su pericia y su valentía, pero también son mortales, igual que nosotros. Matsushita siempre lucía una gran sonrisa y era muy querido en el paddock. Los hombres que como él, se fueron de este mundo haciendo lo que querían, volar bajo en La Isla, nunca serán olvidados. Son los auténticos héroes de esta carrera. Alzo mi casco al cielo por ellos.


El TTour en Nostromoción:
   · I) Comenzando a soñar.
   · II) Inglaterra & Escocia.
   · III) Escocia.
   · IV) Escocia & Inglaterra.
   · V) Tourist Trophy. Isla de Man (I).
   ···
   · VII) Tourist Trophy. Isla de Man (III).
   · VIII) Tourist Trophy. Isla de Man (IV).
   · IX) Tourist Trophy. Isla de Man (V).
   · X) Tourist Trophy. Isla de Man (VI).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario