La madrugada del 6 de octubre de 1941 dos bombas de 450 kg hicieron que el carguero militar británico SS Thistlegorm pasase a formar parte del maravilloso fondo del Mar Rojo. Dos bombarderos alemanes que patrullaban en busca del Queen Mary, cargado de tropas británicas, dieron con el navío cuando se dirigía hacia el Canal de Suez. La explosión debió de ser de gran violencia ya que los proyectiles cayeron en el polvorín de munición. El hundimiento fue prácticamente instantáneo. En el ataque murieron 9 de los 48 tripulantes del barco.
Hace unos años estuve una semana buceando por el Mar Rojo y, aparte de por otros pecios y fondos increíbles, tuve la oportunidad de hacer dos inmersiones en el SS Thistlegorm. Yo no conocía su historia así que mi sorpresa fue mayúscula cuando, buceando por su interior, me encontré con una gran cantidad de motos en las bodegas. Es realmente increíble verse a 30 metros de profundidad en semejante escenario. He tenido la suerte de haber disfrutado de muchos momentos mágicos en mi vida y ese, sin duda, es uno de los mejores.
El Thistlegorm fue construido por el astillero de J.L. Thompson e hijos, de Sunderland. Este barco de 126,5 metros de eslora y 4900 toneladas de desplazamiento fue botado en Junio de 1940. Era uno más de la familia Thistle de la Albyn Line. Rápidamente fue requisado por la Marina Inglesa y armado con las ametralladoras y cañones que hoy en día aún tiene en su cubierta. Es impresionante bucear entre los cañones antiaéreos y las municiones, pues a pesar del deterioro y la corrosión se distinguen perfectamente. Incluso te encuentras con un montón de botas de goma que parecen nuevas. Impone. El respeto que se siente es máximo ya que no dejas de pensar en la actividad que tendría antes de hundirse, en las personas que perdieron la vida, en lo absurdas que son las guerras.
En Mayo de 1941 se despediría para siempre de Inglaterra. El material que cargó en Glasgow fue descrito simplemente como “MT” (Motor Transport), seguramente para no divulgarlo demasiado y mantener el secreto. Sus bodegas se llenaron con combustible, camiones, jeeps, motocicletas, armas, munición, tanquetas, alas de avión e incluso dos locomotoras para la compañía de trenes egipcia. Todo esto se puede ver hoy en día, más de 70 años después. Esta misión de transportar material de guerra formaba parte de la “Operación Cruzada”, una ofensiva de los aliados contra el Mariscal Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.
El 2 de Junio zarpó rumbo a Alejandría escoltado por el HMS Carlisle. La ruta no fue la natural por el Mediterráneo, sino que tuvo que bordear Sudáfrica para evitar las zonas controladas por el ejército alemán. La tercera semana de Septiembre llegó al Mar Rojo, paró su motor de tres cilindros y 365CV y fondeó dispuesto a esperar su turno para cruzar el Canal de Suez.
Tras dos semanas de espera llegó el fatídico día. A las tropas alemanas en Creta les llegó el rumor de que había un gran buque del tamaño del Queen Mary por la zona. Y así, la luna llena fue testigo de cómo los aviones germanos divisaron el SS Thistlegorm cuando estaban a punto de dar media vuelta por falta de combustible. A partir de ese momento, la historia se sumerge, y cuando uno visita ese templo submarino, se siente testigo de parte de la historia de la 2ª Guerra Mundial.
A mediados de los cincuenta Jacques-Yves Cousteau descubrió el SS Thistlegorm gracias a la información que le proporcionaron los pescadores locales. Debido a su condición de militar y al respeto que le infundía el estar ante un auténtico cementerio sumergido, decidió no revelar las coordenadas del pecio. En el club de buceo me contaron que incluso serró los mástiles de las antenas para ocultar más aún su posición. Mostró al mundo una motocicleta, la caja fuerte del capitán y la campana del barco. En su película El Mundo del Silencio (1956) también aparece el carguero.
Tras su descubrimiento el SS Thistlegorm pasó de nuevo al olvido, hasta que a principios de los noventa fue redescubierto y convertido en uno de los pecios más impresionantes del mundo. Lo malo de convertirse en un lugar de culto es que los restos han sufrido múltiples saqueos. Puedes observar como han desaparecido manillares y faros de muchas motos, parabrisas de los camiones, etc. Una pena, porque el respeto y el deber de dejar hacer a la naturaleza deberían poder a las ganas de llevarse un recuerdo, un recuerdo inútil, porque el mejor es haber estado allí. Y ese va por dentro.
Las preciosidades que transportaba el SS Thistlegorm destinadas a las tropas británicas destacadas en el desierto eran BSA M20, Matchless G3L y Norton 16H.
BSA M20: Esta moto cubicaba 499cc y tenía una potencia de 13CV. Resulta sorprendente que se produjeran 126.000 unidades de este modelo durante la 2ª Guerra Mundial. Sin duda su gran baza era su robustez, que junto a su fiabilidad y sencillo mantenimiento la hacían perfecta para transitar los caminos más inhóspitos. Su velocidad de crucero estaba en torno a los 80km/h. Iban destinadas al Mariscal Asuchinleck, quien estaba a cargo de las tropas británicas que debían luchar contra el Mariscal Rommel.
Matchless G3L: Con un motor monocilíndrico de 349cc, 16CV y tan solo 110kg era una moto muy apropiada para las pistas de arena. De hecho se diseñó para un uso en el desierto, aunque más tarde tuvo su versión civil con la G3 Clubman. Eso sí, la ligereza inicial se veía comprometida por todo el equipamiento militar que tenía que llevar. Su velocidad máxima era de poco más de 100km/h y tenía un cambio de 4 velocidades. También tuvo una producción elevada durante la guerra, unas 80.000 unidades.
Norton 16H: Muy similar a la BSA. Cubicaba 490cc y sus prestaciones eran de 14CV y unos 110km/h. También estaba diseñada especialmente para las campañas en el desierto. Sus 100.000 unidades fabricadas durante la guerra dan muestra de su calidad y robustez. Para llegar a esa cifra hubo momentos en los que toda la fábrica centró sus esfuerzos en este modelo, incluso el equipo de carreras se vio en la línea de producción. Hoy en día es una moto especialmente valorada por los coleccionistas.
Seguramente que la mayoría de estas joyas hundidas no llegaron ni a hacer el rodaje, aunque no me imagino a un soldado de la 2ª Guerra Mundial mimando a su moto. Debían ser máquinas duras de verdad. Quizá la suerte quiso recompensar a estas elegidas con un descanso en paz lejos del destino de guerra y destrucción que la mayoría de sus hermanas tuvieron.
Todo aficionado al buceo que pueda (menudos tiempos vivimos…), debe ir al menos una vez en la vida al Mar Rojo. La increíble visibilidad, a veces de treinta metros, y la riqueza animal son dignas de disfrutar. Os lo recomiendo. Las sensaciones que viviréis os acompañarán toda la vida.
NOTA: Este post es una réplica del que escribí en Mayo de 2010 cuando era editor de MotorpasiónMoto.
Información SS Thistlegorm | Aquatours
Esquema pecio | Red Sea Diving Holidays
Fotos motos | Classic Motorbikes
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