martes, 27 de marzo de 2012

Un millón de sueños


Vaya, parece que sigue en su sitio. Ciertamente no me he quebrado la cabeza con el título, pero es lo que realmente me sugiere su lectura. Hablo del libro “Un millón de piedras”, de Miquel Silvestre. No es un libro de viajes más. Es un libro en el que descubres una realidad y una historia a veces olvidadas, un cuaderno de bitácora de los sentimientos de un viajero, un manual de comportamiento en un continente, un diario de tus propios sueños. Es un texto sobre la amistad y la generosidad. La generosidad de un mundo que no es tan malo. La generosidad del que lo firma.

Porque detrás de este gamberro adorador de la cerveza, hay un tipo realmente sensible, responsable y generoso. Y nada mejor que sus palabras para legitimar estos calificativos: “Soy un privilegiado y eso supone también una responsabilidad. Tienes que respetar el sueño, mimarlo, explicarlo, contarlo una y otra vez. Además, debes ser un buen embajador. Debes comportarte de modo que cuando te marches dejes en cada lugar tan buen recuerdo que cuando aparezca otro viajero en moto le den la bienvenida”.

El mejor roadbook para viajar por África.
"Un millón de piedras" es el libro de los viajes en moto por África de Miquel Silvestre. Eso no tiene que ahuyentar a los lectores que no confraternicen especialmente con el mundillo de las dos ruedas. No te dejará indiferente, sea cual sea tu credo. A unos os encantará y a otros no os gustará. Así debe ser. Pero todos reflexionareis, incluso sobre vosotros mismos.

El lenguaje usado por este trotamundos es crudo, directo y sincero. Supongo que en parte por eso mismo desde el primer momento me he sentido cómodo en el asiento de la Princesa. Porque sí, verdaderamente viajas con él en la moto. Y ella es mucho más que un vehículo, también es protagonista de este relato. La fiel compañera que hace al autor escribir en plural.

Miquel Silvestre escribe de puta madre. Es un tío culto y eso se nota, pero sabe bien lo que tiene entre manos y no peca de pedanterías pretenciosas. Precisamente creo que lo que más me gusta de las piedras es su sentida sencillez. Ojo, no confundir con simpleza, esa que la mayoría de ocasiones resulta estúpida. Aquí la estupidez se encuentra a miles de kilómetros, esos kilómetros que según se van acumulando en el viajero le hacen más sabio.

Como dice mi amigo Néstor “cuatro ruedas mueven el cuerpo, pero dos mueven el alma”. Todo motorista, todo soñador, todo inquieto, debe leer “Un millón de piedras”. Su autor lo ha escrito con su alma en movimiento.


Cuando conozco a alguien (aunque no sea físicamente) con gustos semejantes a los míos, inmediatamente siento curiosidad y simpatía por esa persona. Además, si entre esas afinidades se encuentran la pasión por las dos ruedas, el placer de la libertad, la osadía de soñar y un gaznate perpetuamente sediento de cerveza… automáticamente lo considero amigo mío.

Querido amigo Miquel, algún día espero poder compartir contigo unas cervezas. No te acribillaré a preguntas sobre tus viajes y aventuras. Simplemente beberemos. Beberemos y charlaremos de lo que nos apetezca, de la vida por ejemplo. Porque lo bueno que tenemos los soñadores, es que ante todo estamos vivos.

2 comentarios:

  1. coincido contigo en la descripcion, Miquel parece un compi, un coleguilla d'esos ke salen con un el finde.

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  2. Encima tenemos el lujo de seguir su viaje casi en directo. Además de ser un tío culto de cojones es accesible, generoso y auténtico, se hace querer el Big Monkey!!!

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